Clandestino y no hay problemas
 
19 de ABRIL de 2011: OURENSE DIXITAL

La nueva ley les ha alcanzado de lleno a los que tienen el control de las instituciones.
La desinstitucionalización de la contienda electoral que en esencia persigue la norma, se ha alcanzado de lleno. Se ha puesto de manifiesto la escasa capacidad de los staffs de los que han tenido las instituciones estos últimos cuatro años para responder con imaginación.
Pero visto lo visto corrijo: qué razón tienen, con las juntas electorales mejor no toparse.

La Junta Electoral de Zona de Ourense ha dado la razón al PP y se la quitado al alcalde de Amoeiro y al Gobierno municipal.
El alcalde, Rafael Rodríguez, se quejaba este lunes de no entender cómo no puede caber siquiera el más mínimo derecho a la información. Máxime si de lo que se informa es de la verdad, decía. Es decir, si la información es veraz.
Uno tampoco lo entiende. Si bien a diferencia del alcalde de Amoeiro, uno hace tiempo que con las decisiones de las juntas electorales no apuesta ni un café. Hace cuatro años se jugó en unos sobres una alcaldía de las de esta provincia, San Xoán de Río, en un fallo contrario al PP y en el que parecía muy claro que la decisión no podía favorecer al PSOE. Tan claro como establece la ley que los sobres que contienen las papeletas tienen que ser los mismos e iguales, nunca diferentes y diferenciadores. Aquella decisión no fue menos sorprendente que esta.

La nueva ley que lleva camino de terminar con todo lo que hubiera sido precampaña electoral, surgió ya de un modo sospechoso.
Vale el basta ya a esa eterna ceremonia de confundir lo institucional con lo partidista, el cargo con el candidato, el alcalde en funciones con el alcalde que vendrá, y de emplear recursos públicos con fines de partido. Pero ¿acaso es este un caso excepcional y único?
Nosotros, el ciudadano, llevábamos pidiendo algo así hace mucho tiempo, muchas elecciones, y nunca nos hicieron caso.
Aprendimos, a la fuerza, a discernir, a saber que los programas electorales están la mayoría de las veces para no ser cumplidos, a que se promete mucho más cuanto menos probabilidades existen de poder llevarlo a cabo, a reírnos en los mítines y hasta a obviarlos, a que los candidatos sólo se parecen a los del cartel... Y resulta que ahora, ahora y no antes, alguien, algunos, quieren echarnos una mano.
Y uno va y se lo cree.

Y cuando las cosas se hacen mal ocurre lo que en Amoeiro y se plantean problemas y situaciones más graves de lo que pueda parecer.
Si el alcalde y alcaldable de Amoeiro no puede decir que lo que se anda diciendo en su Concello no sólo es mentira sino que siquiera podría ser verdad, es obvio que o la ley falla o la interpretación que la Junta Electoral de Zona hace de ella no es la correcta. Lo último sería lo menos grave, obvio.
La ley o la interpretación que la JEZ hace de ella recomienda, como la salida más fácil a la situación planteada por esas informaciones que el alcalde asegura que son tan inexactas como interesadas y tendenciosas, contrarrestarlas desde el anonimato, por ejemplo. Es decir, si el que informa fuera ni se sabe quién no tendría porque haber problema y, cuando menos, no sería asunto de la Junta Electoral de Zona.

Mal vamos si la situación planteada aconseja como salida más práctica, efectiva y fácil el anonimato y la clandestinidad en vez de la institución a las claras, como tal.
Está claro que algo falla.

 
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